lunes, 2 de febrero de 2015

Selfie



He leído de varios especialistas en el comportamiento humano que, esa tontería de andar fotografiándose solo, puede acarrear problemas mentales, como depresiones o paranoia. El problema está en que los adictos al selfie (no me incluyo, la foto es para atraer su atención con mi rara belleza) "necesitan" lograr todos los “me gusta” que puedan y se vuelven "adictos" a este reconocimiento de las redes sociales. 
Aquellas personas que no logran los “me gusta” esperados optarán por publicar una nueva foto, pero si la gallada “feisbukera” continúa siendo “mala” y no les coloca el bendito “like” podrían dañar la confianza del auto fotografiado o crear pensamientos negativos hacia ellos mismos.
Además de daños personales – dicen los expertos - las "selfies" también pueden cortar el crecimiento de los países en desarrollo (como el de nosotros, que según Nadinne y Ollanta es el de las maravillas), porque la falta de confianza de los hueveras que se fotografían solos, puede crear una generación "sin liderazgo", de personas "simples" sin "capacidad creativa e innovadora"; es decir - en palabras criollas y para que me entiendan mejor -: Pura gente huevona que no piensa, de la que se conforma con votar por Alan o Keiko y que tiene de héroes a los brutitos modelitos de la tele…
¿Cuál es la solución?
Para mí, hacer que nuestros churres lean lo que sea, para que se vuelvan seguros de sí mismos, que se mantengan alejados por buenas horas de la “modernidad” y practiquen deporte manteniéndose ilusionados en algo bueno. No soy psicólogo para darles otras recomendaciones, ya verán ustedes si las toman o no. Yo, por sí las moscas (porque ya estoy calculando que nadie le pondrá “me gusta” a mi feo selfie) me voy al coliseo a disfrutar de una pichanguita para no volverme loco, y después, a prepararme para un campamento familiar, alejados de los vicios que no tengo, con el puro contacto con la madre naturaleza. Chau.

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