Cuando estoy en Piura nunca deseo dejar esa ciudad. Me enamora cada vez que la visito, cosa que no me pasaba en mi juventud; y cuando me hallo en mi casa de Paita, en familia y oliendo sus aromas de playa, me sucede lo mismo. No me veo saliendo para siempre de este lugar.
Pienso que cada lugar tiene un encanto que te atrapa, y se puede ser feliz en cualquier parte del mundo.
Toda la razón. Yo no dejaría este departamento por su clima, para mí, hermoso.
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